Amén

 

Ciertamente, el silencio es protagonista de todo.

 

Es una invitación al diálogo consigo mismo, a enfrentar miedos, dudas, mentiras que sólo nosotros sabemos si son verdad. Lapso de tiempo muy breve que puede convertirse en un eterna lucha entre el alma y la realidad que nos come, a veces sin remedio. En esa lucha, la verdad propia busca cabida  intentando ser testimonio físico, como cuenta de lo efímero de nuestra existencia, y que quede presente para siempre, a través del papel.

 

 

Certezas para la posteridad, interpretaciones de la experiencia vivida en el lapso breve del aquí y ahora que se desvanece cada minuto, cada segundo, a cada parpadeo, plasmadas en momentos de reflexión interna. Fragmentos de la oración del día a día, pidiendo al ser supremo resolver el misterio de cada ser vivo y obtener respuestas, que, sin darnos cuenta, quizá ya nos han sido dadas.

 

 

Es, Amén, el conjunto de plegarias de Ochoa a ese ser superior, mediante figuras que resultan en líneas y trazos contundentes, formas aparentemente óseas que representan el orden que se restaura en el alma mediante la meditación. Derivación de horas de autodisciplina mental y física, en coherencia a sus creencias, universales, y su múltiple oficio, el de artista, que en esta ocasión muestra su rama de dibujante, que, como los antiguos escribanos y estudiosos, eleva su interpretación hacia lo alto, como ofrenda, como pregunta.

 

 

Es la representación de sus ausencias y presencias, mediante líneas que deshacen la nada y espacios blancos que les dan cabida, figuras orgánicas que a la vez son inmortales sobre el papel, inscripciones en un espacio contemporáneo que, ciertamente, llaman a la tranquilidad, al equilibrio y al presente.

 

 

Dibujos que lo desnudan, pues queda al descubierto su vulnerabilidad como ser humano, como todos nosotros, ante lo inmenso, lo invisible, lo inexistente pero al mismo tiempo presente, pero tiene una manera de cuestionarlo, mediante su propia naturaleza de creador.

 

Sea cual sea la respuesta, que así sea.

 

Ethel Orozco

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